LA PIEDRA FILOSOFAL DEL PRESENTE

A lo largo de los siglos cientos de personas han intentado encontrar una sustancia, llamada la piedra filosofal, que fuera capaz de convertir los objetos en oro y de otorgar la vida eterna. La búsqueda de un objeto de esta magnitud se llamo “Magnus Opus”, empezó supuestamente en el siglo III a manos del alquimista Zosimos y se puede dar por concluida, no porque alguien haya encontrado la clave de la inmortalidad sino porque los científicos Adam Brown y Kazem Kashefi han encontrado la manera de crear oro. Aunque esto parece una fantasía propia de películas es cierto.  Han descubierto una bacteria llamada Cupriavidus Metallidurans que si la alimentas con cloruro de oro (un compuesto químico muy tóxico) a la semana estos microorganismos lo transforman en oro sólido, no tóxico y de 24 kilates. 
El problema es que se necesitan muchos Cupriavidus Metallidurans y bastante tiempo para obtener una sola pepita de oro que se pueda coger con la mano. Para conseguir que este proyecto fuera rentable un solo microorganismo debería fabricar más cantidad. Pero en lo que nos tenemos que fijar es en el hecho de que se pueda crear, algo que hasta hace poco parecía imposible.
Porque si al final pudieran hacer lo mismo pero a gran escala consiguiendo cantidades enormes de este material la gente ya no lo vería como algo escaso y de valioso sino que pasaría a ser algo normal, como si fuera un metal común y corriente. Al estar al alcance de más personas su demanda bajaría y hablaríamos del oro como si fuera plástico.